Cuenta una vieja leyenda lusitana que Dios satisfecho con su creación, salió a pasear por el jardín del Edén, un poco acalorado por los soles estivales, reposó a la sombra de un árbol y decidió probar algunas yerbas cercanas para refrescarse.
Cuenta la historia, que al probar la caña de azúcar la encontró deliciosa e inmediatamente la bendijo diciendo: “Alegrarás y endulzarás el corazón de los hombres”.
Aquella misma noche salió el diablo del infierno a curiosear la reciente creación e intrigado por lo que había probado Dios, quiso hacer lo mismo, pero la caña al ser tocada por las manos calientes de Belcebú, destiló un jarabe ardiente que temino por
quemar las garras del furibundo demonio, quien de inmediato maldijo la caña diciéndole: “Serás la perdición del género humano”. De esta manera nace el aguardiente, alegría y perdición de los hombres.